El día que me tope en los 30’s

Hector Daniel Estrada Pérez

@daniel_estrada

No se que tal les fue en aquel día en que despertaron a los 30’s, para mi ese día no fue en un cumpleaños como mas de uno le debió de haber sucedido, mi caso fue como más de uno seguramente le paso fue de esta manera, he aquí…

En algún momento, en alguna ocasión, hace unos cuantos ayeres, recuerdo un andar por la calle con los amigos del barrio y claro con los padres de alguno de nosotros (eso aún se podía hacer), a mi mente viene aquel tropiezo con ese hombre alto, viejo, y de tez morena. Después de una disculpa y viéndolo fijamente lo único que se me ocurrió preguntar fue, ¿cuántos años tienes? No recuerdo con precisión si me contestó 34 o 35, pero algo así fue.

Entre murmullos, los amigos y yo, comentamos lo terrible que debía ser, llegar a esa edad, ser viejos, divagamos en lo que haríamos antes de llegar a eso, y todos concluimos que para eso aún faltaba mucho.

Anduvimos unos pasos más y volteamos a ver como se alejaba esa gran silueta de nosotros, sin que esté nos devolviera la cortesía y volteará a vernos, nos volvimos y una vez más entre nosotros dijimos que viejo está.

Han pasado ya más de 20 años de aquel incidente, digamos que no voy a revelar mi edad, solo diremos que estoy dentro de los “tas”, porque los “tes”, tiene como cinco minutos que los deje atrás, jaja!!
Un día de Abril, como cualquier otro, andaba yo en una plaza comercial, curioseando y mirando aparadores, ya saben esas cosas que se hacen en estos lugares, cuando de pronto alguien frente a mi tropezó, pequeña, sencilla, frágil, con su carita toda llena de ternura, voltee a verla y sin más me pregunto, cuántos años tienes? No quisiera comentar la cara que debí haber puesto, pero seguro fue como la de aquel hombre con el que tropecé hace unos años.

Mi respuesta fue… no quedé que no les iba a decir mi edad, pero la niña, me regalo una mirada de esas que dicen que viejo estás, a lo que yo solo sonreí, un tanto nervioso, un tanto apenado y un tanto atolondrado, le deje el paso y continué mi andar, sin voltear atrás. Ahora entiendo porque aquel hombre tampoco me volteo a ver, seguramente se iba riendo como yo, pensando en como han pasado los días y recordando cuando el era quien veía todo tan lejano.

Ese día solo recuerdo que no pude evitar traer conmigo una sonrisa, seguí adelante, cabildeando en todas las cosas que no hice, y aquellas que he logrado hacer, aún me faltan muchas así que espero su apoyo, pero también he de reconocer que ya logre un par, así que si en algo puedo ayudar no duden en llamar.

Arrieros somos y en el camino andamos, o como quien dice no hay mal que por bien no venga, jaja!! Aquí seguimos con todo y nada, con mucho y poco, unas ganadas y otras perdidas, así que solo me queda decirles ¡bienvenidos los 30´s! Y ¿ahora qué sigue?